jueves, 5 de septiembre de 2013

Inundación de Tabasco y Chiapas 2007

La inundación de Tabasco y Chiapas de 2007 fue un evento ocurrido a partir del 28 de octubre de ese año en los estados mexicanos de Tabasco y Chiapas, a causa de crecidas históricas en los ríos que recorren ambas entidades y terminó el 15 de diciembre de 2007.1 Aunque la emergencia culminó el 27 de noviembre cuando finalizó el rescate de personas, la inundación de la ciudad culminó hasta el 15 de diciembre de 2007, fecha en la que se terminó de extraer el agua de las calles de la ciudad de Villahermosa. Los mayores daños se dieron en la capital tabasqueña, la ciudad de Villahermosa y en el municipio de Ostuacán, Chiapas.

CAUSAS DE LA INUNDACIÓN

Desde el 23 de octubre de 2007, el desbordamiento del río Grijalva había ocasionado inundaciones en el municipio de Centla, donde se encuentra la desembocadura de este río que nace en Guatemala. Varias colonias de Frontera —cabecera municipal de Centla— quedaron bajo el agua, razón por la que el presidente municipal, Nicolás Bellizzia, declaró que la situación en el municipio era más grave que la que enfrentaron con el paso del huracán Dean. Por su parte, en el municipio de Paraíso, las tormentas habían derrumbado postes y fue necesaria la evacuación de los habitantes de la isla Andrés García. Las fuertes lluvias ocasionadas por un frente frío y su concomitancia con la presencia de la tormenta tropical Noel en el Mar Caribe. En aquellos momentos, la pluviosidad en la cuenca del Grijalva oscilaba entre los 150 y 250 mm. Al aumentar la cantidad de agua que estaba cayendo en la cuenca del Grijalva, en el norte de Chiapas —donde se encuentran presas tan importantes como La Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, que generan la mayor parte de la electricidad que se emplea en México— también aumento el caudal de los ríos que tienen sus fuentes en esa región de México. El 29 de octubre, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que desfogaría la presa Peñitas, la más cercana al territorio de Tabasco, debido a que la presa estaba recibiendo más agua de la que podía recibir. En ese momento se habló de una descarga de 669 metros cúbicos por segundo, aunque al día siguiente la cantidad de agua que se descargo desde el norte de Chiapas a Tabasco aumentó a 1500, provocando un aumento de más de un metro en el nivel del río Grijalva en los Llanos de Tabasco, donde se localiza Villahermosa, la capital tabasqueña. Al día siguiente, la mayor parte del estado de Tabasco se encontraba sumergida bajo el agua, mientras que en Chiapas las lluvias no habían concluido y en Tabasco había comenzado a llover también. Las advertencias sobre la posibilidad de una inundación de las magnitudes que posee la de Tabasco y Chiapas en noviembre de 2007 se remontan a varios años atrás. En febrero de 2000, Iván Restrepo escribía en La Jornada que el desarrollo del estado de Tabasco se realizó a costa de la destrucción de los ecosistemas y los recursos naturales de la entidad. Señalaba también que el sistema de regulación hidráulico de la ciudad de Villahermosa había sido sustituido por centros comerciales e infraestructura y fraccionamientos urbanos. En este año de 2007, un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que las costas del Golfo de México serían especialmente sensibles ante los efectos del cambio climático que está en marcha, con un aumento de 2 °C en la temperatura global del planeta. Entre los puntos que se señalaron como merecedores de especial atención se encontraba el Complejo Deltáico Grijalva-Usumacinta-Mezcalapa. A los efectos de la actividad humana poco planificada en una zona considerada como estratégica por la cantidad de recursos naturales que posee —selvas tropicales, yacimientos petrolíferos y de gas natural, minerales, agua— se suma la omisión de los gobiernos en lo que respecta a la prevención de desastres naturales en las zonas más afectadas por tormentas tropicales. De acuerdo con Sálvano Briceño, director de la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la reducción de desastres naturales, la tragedia de Tabasco se pudo prevenir a bajo costo, por ejemplo, mediante el establecimiento de sistemas de alerta temprana, evaluación de riesgos, planes de desalojo, educación a la población vulnerable y planeación del uso de tierra. Otra causa fue la mala planeación y uso indebido de los recursos que Pemex otorgó para obras contra inundaciones a los gobiernos de Madrazo y Andrade, no hay datos del uso que se les dio, durante los gobiernos de Roberto Madrazo Pintado y Manuel Andrade Díaz se donaron MX$ 1970 millones, y para el gobierno de Andrés Rafael Granier Melo se destinaron MX$ 274 millones 329 mil pesos por concepto de donativos a Tabasco, de los cuales 150 millones de pesos fueron en efectivo y el resto en especie, también con el propósito de que se destinaran a infraestructura. Algunas fuentes apuntan a que otra de las causas de la inundación pudo ser un mal manejo de las hidroeléctricas ubicadas en las presas de Tabasco, esto con el fin de favorecer a inversionistas privados. Las hidroeléctricas tabasqueñas comparten la generación de energía con otras generadoras privadas basadas en gas, más caras. Los inversionistas privados se han quejado de que el mercado de la generación eléctrica no ha crecido como ellos esperaban y han presionado para que las hidroeléctricas bajen su producción. De acuerdo con las fuentes, las presas retuvieron más agua por más tiempo de lo debido con el fin de reducir la producción de las hidroeléctricas para favorecer a los inversionistas privados.

EL RECUENTO DE DAÑOS EN TABASCO
El gobierno de Tabasco ha calculado en más de MX$ 50 000 millones las pérdidas causadas por la inundación, por lo que según expertos se requerirán inicialmente unos 20 000 millones para la recuperación de la entidad. El 8 de noviembre la Secretaría de Comunicaciones y Transportes informó que se había restablecido el flujo vehicular en las carreteras a su cargo. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros estimó en más de 7500 millones de pesos el monto a pagar por los daños que ocasionaron las inundaciones. Más de 23 000 unidades vehiculares fueron siniestradas, convirtiéndose en la mayor catástrofe en cuanto a pérdidas de automotores en la historia del país.

Por José Paulino González García

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